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HORA DEL DESAYUNO

Ann se despertó por el rápido roce de algo húmedo y suave en su clítoris. Sintió dos dedos ásperos que le abrían la vulva y algo la lamió de nuevo. Deslizó su brazo por la cama para comprobar si había alguien allí, pero estaba vacía.

Por curiosidad, levantó la manta y se sorprendió al no encontrar ...