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TENGO TRES REGLAS

El taxista detuvo su coche en la carretera cerca de la cafetería. Ann soltó un suspiro de alivio antes de meter la mano en su bolso negro y sacar algo de dinero.

—Aquí tienes —dijo, extendiendo la mano y ofreciéndole el dinero antes de que él girara el cuello hacia atrás y lo recogiera.

—Que tenga...