Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 47: La dolorosa promesa de por vida

—¡¿Qué carajo?! —solté y liberé mi brazo de su agarre. Afortunadamente, no me estaba sujetando con fuerza esa vez—. ¿Qué carajo crees que estás mirando, eh?

Julian me regaló esa sonrisa suya, tan apuesto y deslumbrante—. A mi hermosa hermanastra —esta vez parecía recordarme que no éramos hermanos d...