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Capítulo 38

—Lamento mucho las molestias que te causé —dijo él, girándose para verla de pie en su balcón. Solo entonces se dio cuenta de los rayos dorados que iluminaban la habitación. Caminó hacia ella y juró que ella retrocedió unos pasos.

—Gracias por toda tu... ayuda. No te molestaré más —su voz era aguda ...