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CINCUENTA Y CUATRO

RAFFAELE

Verla hacía cosas en mí que no podía traducir en palabras, aunque dominaba diez idiomas y hablaba tres más. Y no serían solo palabras; una saga entera no bastaría para describir su belleza y gracia. Verla sonreír así, sonrojarse con cada cumplido, era impresionante. Ella era impresiona...