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CINCUENTA Y DOS

CELESTIA

Dos días después.

Mi vida cayó en una hermosa rutina. Estaba rodeada de personas que nunca pensé que se acercarían tanto a mi corazón que casi dolía de felicidad cada día.

Lila y yo chismorreábamos y nos reíamos de cosas que solo tenían sentido para nosotras. Su creciente afecto po...