Read with BonusRead with Bonus

CUARENTA Y DOS

RAFFAELE

Para cuando Celestia se recuperó de su aturdimiento, ya la había vestido y la había llevado de vuelta a la villa. No había manera de que la tomara contra la pared o sobre un escritorio cuando vi la mirada en sus ojos: la mirada de una mujer dispuesta a arriesgarlo todo para saborear el...