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TREINTA Y OCHO

CELESTIA

Hubo pocos momentos en mi vida en los que fui verdaderamente feliz y podía contarlos con los dedos. Sí, había vivido una vida privilegiada donde la comida, la ropa, la seguridad y el refugio abundaban, y en comparación con las miserias del mundo, estaba bendecida.

Aunque cuando se trat...