Read with BonusRead with Bonus

TREINTA Y CUATRO

RAFFAELE

Despatarrado en el sofá, sorbí mi café matutino y revisé los destrozos que Celestia había causado anoche. Parecía que un mini-tornado había golpeado mi habitación. Su rabia estaba justificada, lo admito. Pero destrozar mi cuarto? Eso ya es cruzar la línea.

Sin embargo, mi enojo ya se ...