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Capítulo dieciséis: suyo

Casi corrí por el vestíbulo, sabiendo que la recepcionista no me detendría. Todos los que trabajaban aquí me conocían y sabían exactamente a qué venía, ya que venía tan a menudo. No tuve que sentarme en la sala de espera como solía hacer, ya que la Dra. Cunningham estaba allí, esperando con impacien...