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Primera sangre

Sara miró el cadáver a sus pies sin emociones, sin saber exactamente qué sentir. Era extraño, inquietante de una manera rara, ya que nunca había pensado que sería tan... ¡fácil!

Su antiguo yo nunca habría pensado en matar a nadie, ni siquiera al sacerdote que intentó violarla o a los demonios que l...