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El humano y el demonio

Henry respiró hondo, llenando sus pulmones con el aire refrescante del mar, pero en lugar de aflojar el nudo que se formaba en su abdomen, la frescura solo lo apretó más, principalmente porque sabía lo que les esperaba en esas aguas abiertas.

Su barco estaba en la vanguardia de la armada, seguido p...