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Dudas

—¡No ahí! —exclamó Sara, sin poder contener su risa fuerte. La cocina ya era un desastre y aún estaban lejos de lograr hacer algo comestible. A su petición, Eren había pedido a las sirvientas que no vinieran, ya que ella quería ser quien cocinara. Era lo mínimo que podía hacer, después de todo, su b...