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Cinco a.m.

Se despertó con el sonido de Royal maldiciendo y saliendo de la cama en pánico.

—¿Qué pasa?

—Son las cinco. Mi alarma sonó y son las cinco.

—Entonces... —se sentó y lo miró como si tuviera tres cabezas mientras él se ponía un pantalón de chándal.

—Precious. —Señaló la puerta con la mano—. Anoche...