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50__Mentiras contadas

La señora Willingham estaba en la cama, enferma.

Con un gemido, se enderezó para beber de la taza que Linda sostenía en sus labios.

—¿Pero qué pasó exactamente? —preguntó Thomas—. Deberíamos informar a la policía de inmediato.

—¡No! —La ama de llaves suspiró, mirando a Vincent, que estaba de pie ...