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Capítulo cincuenta y ocho

Al día siguiente, mis amigos y yo nos despertamos y seguimos nuestra rutina matutina habitual. Fuimos a nadar al océano, desayunamos en nuestra terraza favorita y luego les ayudé con las tareas de la cosecha durante toda la tarde.

—Miren esto —dije, volando hasta la cima del árbol y provocando que ...