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Parte cuarenta y cuatro

Las siguientes semanas fueron una dicha.

Hades y yo teníamos el castillo para nosotros solos, y aprovechamos al máximo.

Además de sus reuniones y viajes ocasionales, y mi entrenamiento para la guerra, él pasaba cada segundo despierto conmigo.

Le tomó semanas mostrarme cada rincón y esquina oculta...