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No te necesito

—¡Emily, frena! Mis huesos pueden soportar un choque, pero los tuyos seguro que no —exclamó Four con seriedad mientras sus grandes manos se posaban sobre las mías, tomando el control del volante. Yo clavé el pie en el freno, haciendo que el coche derrapara hacia adelante.

—Joder, pensé que dijiste ...