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Te quiero

—Estás bien ahora, amor, por favor no llores —murmuró la voz tranquilizadora de Four en mi oído mientras enterraba mi rostro en su pecho. Su pulgar alcanzó y limpió las lágrimas que no dejaban de correr por mi cara.

No podía dejar de temblar, incluso cuando Four me entregó su sudadera, seguía tembl...