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Capítulo 4

SHANE

Finalmente se fue con su familia.

Tengo el lugar para mí solo durante tres semanas enteras.

Estoy sentado en el sofá con un whisky en la mano. Miro los papeles que Maxine me dio; miro el número de cuenta en mi mano y no puedo evitar sonreír.

El timbre suena; miro el reloj y sonrío.

Me levanto y camino hacia la puerta principal. La mujer que está frente a mí con un impermeable me sonríe. —¿Se ha ido? —dice en voz baja.

Sonrío y abro la puerta más para que ella entre.

La chica se toma su tiempo y mira alrededor del lugar. Vuelvo al sofá y la observo, cada uno de sus movimientos me invita a tenerla aquí mismo en mi regazo para follar.

Ella sonríe con picardía. —¿Mi jefe quiere follarme ahora? —dice y lentamente empieza a quitarse el abrigo, debajo del cual solo lleva ropa interior sexy y tacones. Me pongo duro al instante.

Ella se acerca a mí y se sienta a horcajadas sobre mí, tomando la bebida de mi mano. Empieza a besarme. Soy todo suyo. Tomo su boca y mi lengua recorre su boca.

Ella se aparta rápidamente, jadeando. —Nos vamos arriba, jefe —dice.

No tiene que decírmelo dos veces, pero justo en ese momento suena mi teléfono. Miro la pantalla.

Mierda, tengo que contestar.

Miro a la chica. —Max, sube y prepárate —le digo. —Tengo que atender esto.

Ella me mira por un momento, pero la beso de nuevo y le doy una fuerte palmada en el trasero, lo que la hace gritar de sorpresa. —Subiré pronto, cariño. Necesito resolver una cosa con esta persona y luego te voy a follar tan duro que no podrás caminar recta —digo con una sonrisa.

Ella se lame los labios y su mano se desliza hacia mi entrepierna. —Apúrate, bebé, ya estoy mojada para ti.

Ella me da un beso en los labios y sube las escaleras.

Una vez que escucho la puerta cerrarse, marco el número de nuevo, y ella contesta al primer timbrazo. —¿Ella viene aquí? —pregunta.

—Sí, está yendo a casa. Debería llegar pronto —digo. —Estaba reacia a irse. ¿Qué diablos le pasó para que no quiera ver a su familia?

Instantáneamente me arrepiento de hacer esa pregunta.

Ella se ríe. —Me follé a su novio en la noche del baile de graduación y ella lo vio —dice. —Ahora él es mío, lo quiero todo para mí.

Pongo los ojos en blanco. —En serio, esto es por un hombre —digo. —Ella me tiene aquí para darle placer, bueno, cuando me lo permite.

Ella se ríe. —Está bien, ¿conseguiste la cuenta bancaria? Necesitas transferir el dinero a esa cuenta. Todo estará a su nombre. No lo sabrá hasta que sea demasiado tarde.

Sonrío. —Lo sé, lo tengo aquí. Empezaré a mover algo del dinero mientras ella esté fuera, pero ella tiene que aprobar algunos de ellos. Necesitan su firma —digo.

—Asegúrate de que lo haga o incluso haz que esa belleza con la que duermes a un lado los firme por ti —dice.

—Sí, podría hacer eso —digo.

Miro hacia las escaleras y quiero subir.

—¿Cuándo llegará? —pregunta.

—Debería estar allí en... —digo y miro hacia el reloj en la pared— una hora.

—Está bien entonces —dice y cuelga.

Dejo mi teléfono abajo y subo a mi dormitorio. Esperándome toda sexy está Maxine, me apoyo en el marco de la puerta observándola mientras mira la laptop, ella me mira. —Ella envió el número —dice.

Asiento y camino hacia ella. —Sí, lo hizo —digo mientras me quito los pantalones y los calzoncillos. Me quedo completamente desnudo.

Maxine observa cada uno de mis movimientos mientras me acerco a ella. Me subo a la cama y le abro las piernas de par en par mientras meto mi dedo dentro de ella, lo que la hace gemir. Empiezo a moverlo dentro y fuera de ella. —La cuenta está lista para nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que el nombre de Hayley esté en ella, tendrás que falsificar su firma —digo. Ella asiente y se muerde el labio inferior.

—Lo haré, cariño, pero ahora por favor fóllame duro —dice mientras aparta la laptop; envuelve sus manos alrededor de mi cuello y me tira encima de ella.

Empujo mi polla dentro de ella con fuerza. Necesito liberarme. Esa perra es tan mojigata, no quiere sexo. Es como si le diera asco.

Sigo moviéndome dentro de ella, sus gemidos llenan la habitación y ambos llegamos al clímax con fuerza.

Me doy la vuelta y la volteo. La follo más fuerte; quiero más. La hice llegar dos veces.

Después de una sesión de sexo de una hora completa, Maxine está desmayada en mi cama.

Me alejo y agarro mi teléfono. Mejor le mando un mensaje.

Le envié un mensaje diciéndole que la amaba, aunque el amor nunca fue la cuestión. Todo esto era una artimaña para hacerla sufrir; hay cuatro personas que la odian y quieren hacerla sufrir, Maxine y yo somos dos. Los otros son de su antiguo pueblo. Nunca les gustó.

Ella envía un emoji de beso.

Agarro la laptop y empiezo a revisar los formularios; los coloco todos en una carpeta lista para que Maxine los ordene mañana. En tres semanas, Maxine y yo seremos ricos y tanto el Sr. Harris como Hayley van a pagar.

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