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CAPÍTULO 48

SOPHIA

Estoy tumbada en el suelo, mi cuerpo exhausto y mi pecho agitado.

El dolor en mi frente late, y cada vez que respiro, el humo parece filtrarse más en mis pulmones, asfixiándome.

Entonces, escucho su voz, fría y afilada como una hoja.

—No entiendo por qué defiendes a los humanos, Sophia. ...