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Tan caliente

Mis ojos se pusieron en blanco y mi columna se arqueó por sí sola. Dejé escapar un gemido bajo y placentero.

Lo hizo de nuevo, una lamida lenta y deliberada de adelante hacia atrás. Su toque era cálido, la textura a la vez áspera y suave. Me estremecí. Su lengua se deslizó por mis pliegues, separan...