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CAPÍTULO 5

Scet de la Aerie Ámbar se sentó en el saliente rocoso, uno que resultó ser mucho más pequeño de lo que había predicho, con una piedra afilada clavándose en su nalga izquierda y arena arrastrada por el viento en lugares donde un hombre no querría tenerla. Aun así, se sentó, ignorando su incomodidad, ...