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Ahí para ella

Paul y Serena estaban dormidos en su cama cuando el teléfono de ella comenzó a sonar poco antes de las cuatro de la mañana. Serena se levantó rápidamente y contestó.

Las llamadas a esta hora nunca eran buenas noticias.

—¿Hola? —contestó sin molestarse en ver quién llamaba.

—Lamento mucho llamarte...