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Luchando la buena batalla

—Caleb—

—Cariño, estoy aquí. Estoy justo aquí —le dije a Jacey mientras entrábamos en la oficina del fiscal del distrito.

Habían pasado unos días, y yo había dormido maravillosamente bien, pero Jacey había estado dando vueltas en la cama, aún insegura sobre acusar a su padre de agresión.

Cuando e...