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Vive y déjate llevar

—Mamá, ¿dónde puso el tío Billy los Fruity Pebbles? —preguntó McKenzie.

Había vuelto a casa después de su primer año de universidad hacía una semana y ya se había acomodado como si fuera dueña del lugar. Billy había empezado a esconder los Fruity Pebbles que ambos les gustaban, primero, porque le p...