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Noventa y siete

Con una mezcla de nervios y determinación, toco la puerta y luego entro cautelosamente en la oficina de Dominic. Mi corazón aún late con fuerza por la prisa de llegar a tiempo. Dominic me mira con una mirada poco acogedora que me hace estremecer. A pesar de la ansiedad, encuentro algo de alivio al s...