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Descompáñame

Ayris gruñe como un animal salvaje mientras me penetra, su agarre es firme pero se toma su tiempo para no hacerme daño, moviéndose suavemente dentro de mí mientras gimo por la deliciosa sensación de sentirlo llenándome.

Una de sus manos se coloca sobre la mía, inmovilizándome contra el tronco del á...