Read with BonusRead with Bonus

Hasta que no vi nada

Él

Me senté hasta que mi espalda comenzó a doler, hasta que mis ojos empezaron a arder. Mi cabeza me mataba, un pulso agudo iluminaba mis sienes.

Miré mi teléfono, releyendo el mensaje que le había enviado a Inesa unos minutos después de que se fue.

¿Llegaste a casa bien?

No había respondi...