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CAPÍTULO OCHENTA Y CUATRO

Tener mi mente sobreestimulada parece que va a ser la norma en mi relación con mis compañeros porque, como siempre, no se toman a la ligera llenar mi cuerpo de placer.

En poco tiempo, había olvidado por qué estaba molesta antes y mis gemidos eran lo suficientemente fuertes como para que todo el pis...