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CAPÍTULO OCHENTA Y TRES

Sé que supuestamente nací para unirme a Lyra y volar con ella todos nuestros días, pero no creo que esté lista en este momento.

En el momento en que bajé del arnés, me doblé y vomité.

—¡Debilucha! ¡Cómo es posible que el destino del mundo repose sobre tus hombros es algo que no entiendo! —gruñó Fl...