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CAPÍTULO SETENTA Y TRES

—¿Dónde está Cora? —le pregunté a Tatiana, una madre con los hoyuelos más adorables y cuyo rostro resplandecía bajo la luz de la luna, haciendo su belleza aún más evidente. Me hice una nota mental para ver a sus hijos, ya que estaba segura de que serían tan hermosos como ella.

—Está preparando el p...