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CAPÍTULO CIENTO OCHENTA Y DOS

El aire alrededor de la manada estaba helado cuando me teletransporté a la entrada.

El coche que los trajo era un Audi y levanté las cejas ante la muestra de opulencia.

Les di una pequeña sonrisa y asentí mientras eran conducidos hacia la manada.

—Gracias, Gerald— le dije al guerrero que me infor...