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CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y TRES

Cuando me acerqué a Ares, él estaba gritando órdenes a los guerreros que parecían estar exhaustos. Literalmente acababan de regresar de salvar el mundo tal como lo conocemos y mi tenso compañero los estaba volviendo locos.

—Oye —envolví mis brazos alrededor de él y lo sentí relajarse visiblemente, ...