Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y TRES

En la oscuridad de la noche, atacamos ferozmente. No hubo advertencia antes de que todo se llenara de violencia.

El coche se detuvo y bajé, con los nervios destrozados. Axel me abrazó por un largo segundo, nuestros corazones latiendo al unísono.

—Por favor, mantente a salvo —me susurró, a pesar de...