Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y UNO

"Que entren", ordenó Ares, rodeando mis hombros con sus manos. Era como si estuviera reclamándome en silencio y ni siquiera me importaba. No podía encontrar la ira que se suponía debía sentir, solo una fuerte sensación de decepción.

Los vínculos con toda la manada comenzaron a conectarse en mi ment...