Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO CUARENTA Y CINCO

Sus dedos castigaban, implacables y rápidos. Las sensaciones me convirtieron en un desastre lloroso. La pesada respiración de Axel detrás de mí me hizo consciente de cuánta humedad estaba derramando.

—Por favor, por favor, por favor —suplicaba sin tener la más mínima idea de lo que estaba pidiendo....