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CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y TRES

—¿Qué quieres decir con que no puedes encontrarla? Ha pasado casi una hora y me estás diciendo que se desvaneció en el aire? —le oí gritar al guardia al que estaba interrogando para obtener información.

—Lo siento, Alfa, pero creo que el prisionero que trajimos por última vez debe haberla secuestra...