Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y DOS

Los siguientes minutos fueron un torbellino de emociones y conmoción, principalmente Zelda tratando de explicar a un confundido Ares lo que había sucedido, mientras yo me quedaba sentado en medio de los dibujos de tiza de una bruja, preguntándome por qué mi vida había decidido tomar un giro tan drás...