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CAPÍTULO CIENTO VEINTIDÓS

—¡Aurora! ¡Deja de caminar, necesito hablar contigo! —me gritó mientras me alejaba de la casa del grupo, pero me negué a responderle.

—Por favor, solo quiero disculparme. Sé que la cagué, déjame hablar contigo, cariño —suplicó mientras me alejaba de él.

Me sentía muy mal haciéndolo, ya que mis emo...