Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO CUATRO

Abrumada por la emoción, me levanté de donde estaba inclinada, pero fue demasiado rápido y volví a vomitar.

Inmediatamente sentí unas manos apartando mi cabello de mi cara y alguien más masajeando mi espalda, ayudándome a vomitar sin mojarme más el cabello de lo que ya estaba.

—Ahí, lo siento, cari...