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Capítulo 17 ¿De qué sirve conservarlo?

La mano de Sharon en la puerta del coche se apretó inconscientemente, sus yemas de los dedos volviéndose ligeramente blancas.

Mordiéndose el labio inferior, bajó la mirada y dijo suavemente:

—Está bien, siento molestarte, Tío Seb.

Cuando Sharon cerró la puerta del coche, este rugió al arrancar y ...