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¿Sión?

Mi corazón latía con fuerza contra mi caja torácica mientras negaba con la cabeza.

¡No, no, no! ¡Esto no es posible! No puede unirse a Monet en nuestra contra. Cualquiera, menos él. No mi propio hermano.

Pero mi negación no duró mucho al escuchar su conversación.

—Nadie te vio venir aquí, ¿verdad...