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Muerto

Deslizando la puerta de vidrio del balcón, salí al aire frío de la tarde. Se me erizó la piel cuando una suave brisa besó mi piel.

Él estaba allí. Mientras sus puños se aferraban a las barandillas, sus ojos vacíos estaban fijos en el horizonte pintado de carmesí con el sol poniente. Pero yo sabía q...