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¿El siniestro Petrosyan?

Pasó toda una semana y el estado de ánimo de Adrian seguía igual. No, no volvió a descontrolarse, pero se encerró en sí mismo.

Llegaba a la oficina más temprano de lo habitual y se iba a medianoche, a veces ni siquiera salía de la oficina. Gritaba a todos los que se cruzaban en su camino, algunos i...