Read with BonusRead with Bonus

Una rosa podrida

—¡Señor Larsen, por favor! ¡Se lo ruego! ¡No haga esto! Tengo una esposa enferma de la que cuidar—suplicaba un hombre de unos sesenta años.

Estaba hablando con Jason en el vestíbulo, cuando Adrian salió del ascensor con ese anciano corriendo detrás de él, suplicando y llorando. Pero ni una pizca de...