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Capítulo ochenta y tres: Toma tu título

La mañana siguiente llegó antes de lo que hubiera deseado. Abrí los ojos y vi mi dormitorio lleno hasta el tope de muchas sirvientas diferentes, todas mirándome con sonrisas. En el segundo en que abrí los ojos, me llevaron a la ducha donde una sirvienta me ayudó a lavarme. Antes de que el reloj marc...