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Capítulo cuarenta y uno: Te creo

El viaje en coche de regreso a mi casa fue silencioso, todo lo que había aprendido giraba en mi cabeza a tal velocidad que pensé que iba a desmayarme. Apoyando mi cabeza en la ventana, miré las pequeñas gotas de lluvia que caían, pareciendo una carrera.

Durante los meses después de que mataron a mi...