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Capítulo veinticuatro: Nada más que perfecto

Griffin estaba parado en la puerta, pero no era el Griffin que conocía desde hace más de diez años. Durante el tiempo que lo conocí, nunca lo vi de otra manera que no fuera impecable y perfecto. Nunca dejaba que su cabello creciera demasiado antes de ir al barbero a arreglarlo; su apariencia era una...