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CAPÍTULO 61— DEDOS Y LENGUA

Celeste se encontró en el baño apenas unos minutos después de despertarse. Anoche, Zillon la había dejado hecha un desastre otra vez.

No había sido brusco, sus embestidas eran tan lentas y prolongadas que podía sentir cada centímetro de él. La forma en que se deslizaba contra sus paredes era mágica...